COMO DEBEMOS DAR OFRENDAS Y DIEZMOS PARA DIOS.
En este estudio aprenderemos importantes principios bíblicos respecto a la administración del dinero y a las posesiones materiales:
1. Nuestro Dios y padre es el Rey del universo y es el dueño de todas las cosas que existen.
2. Todas las cosas vienen de Dios. Todas las bendiciones que tenemos provienen de El. De su bondad y generosidad.
3. Nosotros y todo lo que tenemos le pertenecemos a Dios. Y por eso debemos adorarlo com todo nuestro corazon.
La Biblia dice que Dios nos llamó para ser adoradores que le sirvan y le adoren en espiritu y verdad , un adorador es uno que vive para honrar a Dios y que presenta sacrificios espirituales agradables ante El. Adoramos a Dios con nuestra obediencia ,con nuestras alabanzas y con nuestras ofrendas y diezmos. que son los sacrifícios espirituales que traemos ante el altar de Dios. Podemos presentar a Dios como ofrendas, nuestra propia vida y servicio. Nuestro tiempo, nuestros talentos y nuestros recursos. La Biblia dice que los cristianos somos administradores de Dios. Un administrador es uno que maneja el dinero o las propiedades que pertenecen a otra persona. Un administrador debe ser fiel y responsable. Debe tener honestidad e integridad. Como administradores de Dios somos responsables ante Él por la forma en que manejamos lo que Él nos ha encomendado. En esta lección aprenderemos cómo podemos ser buenos administradores, especialmente en el asunto de ofrendar y diezmar. Aprenderemos como podemos usar nuestro tiempo nuestros dones y el dinero con sabiduria y prudencia , para honrar a nuestro DIOS Y para hacer el bien y hacer “amistades eternas”.
Dios se alegra cuando nosotros le traemos sacrifícios con un corazón lleno de amor y de gratitud por todo lo que El ha hecho por nosotros. Debemos entender que la adoración es un acto de amor. Todo aquel que ama busca agradar y honrar a aquel a quien ama.
Dios quiere que le ofrendemos porque Él desea que Sus hijos seamos como Él. Dios es bueno y generoso y desea que nosotros seamos buenos y generosos. Otra razón por qué Dios nos pide ofrendar es para que podamos “hacernos tesoros en el cielo”. No podemos enviar al Cielo nuestro dinero, pero podemos ofrendarlo con generosidad para ganar a otros para Cristo. Esto es hacerse tesoros en el Cielo. Tambien Dios quiere que aprendamos a sembrar para tener grandes cosechas. Lá ley de la siembra y cosecha es una de las mas importantes leyes del universo. Todo lo que le damos a Dios com un corazón lleno de gratitud es una semilla que nos va a traer una gran cosecha de bendiciones.
Testimonio . Haga muchos años que un joven de 16 años tuvo que abandonar su casa porque su familia era tan pobre que no lo podía mantener. Así que puso todo lo que le pertenecía en una mochila y empezó su viaje desde Europa hacia Nueva York on el sueño de empezar algún día una empresa de jabón.
Cuando este joven del campo llegó a la gran ciudad, encontró que era difícil encontrar trabajo. Recordando las últimas palabras de su madre, igual como el buen consejo del capitán del barco, este joven entregó su vida a Dios. Determinó seguir a Jesucristo. Y ser un fiel.adorador y entregar a su Creador un diezmo de cada dólar que ganara.
Así que, cuando, con mucho sacrificio, ganó su primer dólar, el joven dedicó sus primeros diez centavos al Señor. Esto continuó fielmente haciendo. Y los dólares empezaron a entrar. En poco tiempo, este joven productor de jabón se hizo socio con otro productor de jabón. Luego, el joven se encontró como el dueño de la compañía.
Fue cuando este próspero hombre de negocios giró unas instrucciones a su contador de abrir una cuenta a nombre Jesús y acreditarle una décima parte de todos sus ingresos. Y su negocio empezó a crecer de una manera milagrosa.
Entonces el hombre empezó a dedicar dos décimas de sus ingresos. Luego tres décimas partes. Luego cuatro décimas, cinco décimas. Parecía que sus ventas incrementaban proporcionalmente exactamente conforme al porcentaje de sus ingresos que estaba ofrendando al Señor. En poco tiempo, Dios hizo que su apellido fuera un nombre bien conocido en cada casa de su país.
¿Su nombre?.... William Colgate uno de los empresarios mas prósperos de los Estados Unidos.
Para el pueblo de Israel el sacrificio en el.altar era fundamental, pues la única forma de acercarse a Dios era por medio del sacrificio. Diariamente, se debía derramar sangre de animales a fin de que los pecados fueran cubiertos. Sin embargo, tras entregar Su vida en sacrificio perfecto por la humanidad, Jesucristo entró una vez para siempre en el Tabernáculo de los Cielos, y Su sangre ahora tiene poder para limpiar del pecado a todo aquel que se rinde a Sus pies.
Dios es digno de que le ofrezcamos lo mejor en el momento indicado, y de la manera correcta. Él se reserva el derecho de aceptar o de rechazar un sacrificio que no le sea agradable. Por ejemplo, Dios miró con agrado tanto a Abel como a su ofrenda, mas a Caín y su ofrenda le desagradaron (Génesis 4:5). Caín sabía que Dios no había aceptado su sacrificio y se enojó en gran manera por ello, porque el Señor siempre nos da testimonio acerca de si le agradamos o no. Y así también, la Biblia contiene numerosos pasajes que hablan de la aceptación o del rechazo de Dios hacia un sacrificio determinado, que le ofreciera algún hombre.
Como veremos a continuación, para que un sacrificio sea agradable a Dios, el mismo ha de ser: 1) un acto voluntario; 2) un acto de amor; 3) un acto de obediencia; 4) un acto costoso.
Veamos ahora estos versos de la biblia que hablan sobre los sacrificios que se apresentam ante Dios.
Y ninguno se presentará delante de Jehová con las manos vacías; cada uno con la ofrenda de su mano, conforme a la bendición que Jehová tu Dios te hubiere dado (Deuteronomio 16:16–17).
Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde (Malaquías 3:10).
Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; Y serán llenos tus graneros con abundancia (Proverbios 3:9–10).
La Enseñanza del Antiguo Testamento Respecto a los sacrifícios y a ofrendar y diezmar.
Cuando Dios creó a Adan y Eva, les ensenó sobre los sacrifícios. Sobre las ofrendas. Luego Adan y Eva instruyeron a sus hijos sobre la adoración y sobre presentar ofrendas a Dios. así pues, Cain y Abel trajeron sus ofrendas delante de Dios. El aceptó con agrado la ofrenda de Abel y no aceptó la ofrenda de Cain. Porque Abel vino ofrendando con amor y gratitud. Y siguio fielmente la instrucción de sus padres de presentar una oveja y derramar la sangre. Cain no siguió la instrucción y trajo frutas y verduras y entonces Dios rechazó su ofrenda. A Dios no le gustó la actitud de soberbia de Cain , Dios se agradó de la actitud humilde de Abel. Este es un principio muy importante, debemos hacer lo correcto de la manera correcta. Caín hizo lo correcto, traer una ofrenda para honrar a Dios. Pero no lo hizo de la manera correcta. Trajo lo que el quizo y no trajo lo que Dios habia ordenado. El sacrifício de una oveja. Que vendria a ser un tipo. una imagen, del sacrifício de JESUS como el perfecto cordero de Dios.
Dios por su bondad, tuvo compasion y sacó a Su pueblo de la terrible esclavitud de Egipto y lo trajo a Canaán, les dio una tierra rica y fértil. De todo lo que cosechaban en esta buena tierra, Dios pedía que le dieran la primera décima parte. Esto se llamaba “el diezmo”. La palabra diezmo significa “la décima parte”.
El propósito del diezmo era recordar a la gente que todas las cosas son propiedad de Dios y enseñarles a poner a Dios primero en sus vidas. Ensenarles a honrar a Dios. Dios es sumamente bueno y generoso. Les permitió quedarse con nueve décimos de todo lo que cosechaban, pero el diezmo, la primera décima parte, pertenecía a Él. La Biblia dice:
Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová (Levítico 27:30).
Además de sus diezmos, el pueblo de Dios daba ofrendas voluntarias. Los diezmos y las ofrendas se entregaban a los sacerdotes de Dios. Este fue su modo de ganar la vida, ya que no tenían tierra propia. Dios dijo a Su pueblo que trajeran sus diezmos y ofrendas cuando vinieran a adorarle. Dios dijo:
Y ninguno se presentará delante de Jehová con las manos vacías; cada uno con la ofrenda de su mano, conforme a la bendición que Jehová tu Dios te hubiere dado (Deuteronomio 16:16–17).
Dios estaba enseñando a Su pueblo a ofrendar. Cuando ellos daban libremente a Dios, Dios les daba cosechas abundantes. La Biblia dice:
Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; Y serán llenos tus graneros con abundancia (Proverbios 3:9–10).
¿Fue el pueblo de Dios en el Antiguo Testamento siempre fiel para entregar sus diezmos y ofrendas a Él? No, no lo fue. Dios dijo:
¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas (Malaquías 3:8).
¿Qué sucedió cuando robaron a Dios? Quedaron bajo la mano castigadora de Él. Dios dijo:
Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado (Malaquías 3:9).
Cuando el pueblo de Dios se arrepintió de su desobediencia y empezó una vez más a obedecerle respecto a los diezmos y a las ofrendas, Dios derramó Sus bendiciones sobre ellos. Dios dijo:
Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde (Malaquías 3:10).
La Enseñanza del Nuevo Testamento Respecto a Ofrendar
Un gran principio en la Biblia respecto a ofrendar, es éste: cuando nosotros damos a Dios, Dios nos da a nosotros. El Señor Jesucristo dijo:
Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo (Lucas 6:38).
Cuando Dios da, El da abundantemente. Es muy generoso. En la era de Cristo, la gente compraba a bulto su grano. Muchos vendedores vaciaban el grano en una medida, sin permitir que el comprador lo remeciera para asentarlo bien. No es así con el Señor. Él da “medida buena, apretada, remecida y rebosando”.
Él ofrendar facilita a que Dios nos dé. Mientras más damos, más nos da Dios a nosotros; mientras menos damos, menos nos da Dios. Jesús dijo:
Porque con la misma medida con que medís (dan), os volverán a medir (a dar) (Lucas 6:38b).
Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento establecen la misma enseñanza: Cuando nosotros damos a Dios, Dios nos da a nosotros. Dios no es pobre; tampoco es tacaño. Le gusta darle a Sus hijos, pero debemos cumplir Sus condiciones: “Dad y se os dará”.
Dios no pide que le ofrendemos porque Él esté en necesidad de lo que tenemos. Él dice:
Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; Porque mío es el mundo y su plenitud (Salmo 50:12).
Dios quiere que le ofrendemos porque Él desea que Sus hijos sean como Él. Dios es generoso y desea que nosotros seamos generosos. Otra razón por qué Dios nos pide ofrendar es para que podamos “hacernos tesoros en el cielo”. No podemos enviar al Cielo nuestro dinero, pero podemos ofrendarlo para ganar a otros para Cristo. Esto es hacerse tesoros en el Cielo.
Principios Sobre el Ofrendar y diezmar
La Biblia, la Palabra de Dios nos presenta varios principios respecto al ofrendar:
Primeramente, entrégate a ti mismo a Dios.
La primera ofrenda que Dios quiere de nosotros somos nosotros mismos. Él orden es: primero, entrégate a Dios y en seguida, da una porción de lo que recibes de Dios. Los cristianos de Macedonia hicieron justamente eso y el Apóstol Pablo los alabó por ello. Pablo escribió:
A sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios (2 Corintios 8:5).
Da de acuerdo a como Dios te haya prosperado a ti.
En el Antiguo Testamento, Dios mandó a Su pueblo que le entregaran la décima parte de todo lo que ganaban. En el Nuevo Testamento, Dios no estableció una regla sobre cuanto debemos ofrendar. En vez de eso, la Palabra de Dios dice:
Cada uno de vosotros ponga aparte algo, según (Dios le) haya prosperado (1 Corintios 16:2).
¿Qué porcentaje de nuestras entradas debemos dar? Podemos tomar el diezmo (el diez por ciento) que es lo que Dios nos enseña y dar nuestras ofrendas que deben ser generosas. La cantidad depende de cuán agradecidos estemos por las bendiciones de Dios y cuán fuerte sea nuestro deseo de “hacernos tesoros en el cielo”.
El hombre de negocios cristiano, R.G. LeTourneau, acostumbraba a entregar el noventa por ciento de sus ganacias a Dios. Un día alguien le preguntó: “Señor LeTourneau, ¿es cierto que usted da el noventa por ciento de sus entradas al Señor?”
Él contestó: “No, yo no le doy nada a Dios. Todo le pertenece a Él. Yo sólo retengo el diez por ciento”.
Da ordenadamente.
El ofrendar es un acto de adoración y no debe ser un proyecto casual. Debemos ofrendar sistemáticamente “cada primer día de la semana”, que es el día cuando vamos a la iglesia. La Biblia dice:
Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado… (1 Corintios 16:2).
Nadie queda excluído. Ancianos y jóvenes, pobres y ricos; todos debemos participar en diezmar y ofrendar. La Biblia dice:
“Cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado”.
Da alegremente y con liberalidad. Con generosidad.
Sea lo que fuere nuestra ofrenda, El Señor desea que se la demos voluntariamente y de todo corazón. Dios no quiere que ofrendemos con tristeza. La Biblia dice:
Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre (2 Corintios 9:7).
Da con sabiduría.
El Señor Jesús dijo que teníamos que ser “buenos y sabios administradores”. Algunos cristianos ofrendan con liberalidad, pero no son sabios al ofrendar. El dar a una iglesia u organización que NO es honesta y no esté predicando fielmente la Palabra de Dios, no es ofrendar con sabiduría. Debemos tener tanto cuidado al invertir nuestro dinero para Dios, como lo tenemos al invertir en un negocio. Debemos poner el dinero donde produzca los mayores intereses espirituales. Donde produzca fruto que sea para la gloria de Dios.
Como Mide Dios Nuestro Ofrendar
No tienes que poseer grandes sumas de dinero para ser un gran dador a los ojos de Dios. Dios no mide nuestro dar por el tamaño de nuestras ofrendas. Él lo mide por la cantidad que damos en relación a lo que tenemos. Dios mira cuánto sacrificamos cuando ofrendamos. Según este modo de medir nuestro ofrendar, una persona pobre puede dar igual o aun más que una persona rica.
Nuestro ofrendar debe costarnos algo. En una ocasión el Señor Jesús se sentó en el templo mirando a la gente presentar sus dádivas. Algunos eran ricos y daban mucho. Entonces vino una viuda pobre y echó dos pequeñas monedas de cobre. Estas monedas tenían muy poco valor monetario; sin embargo, a los ojos de Dios, esta mujer había dado mucho más que todos los que habían ofrendado aquel día. ¿Por qué? Porque ella había dado todo lo que tenía, todo su sustento. Jesús dijo:
De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento (Marcos 12:43–44).
¿A Quien Debemos Ofrendar y diezmar?
En Su Palabra, la biblia , Dios nos dice a quién debemos ofrendar:
Debemos ofrendar y diezmar a nuestra iglesia local.
Por lo común, la mayor parte de nuestras dádivas debemos dar a nuestra iglesia local si es una iglesia donde se enseña fielmente la Biblia y donde Cristo es exaltado. Dios ha ordenado que Su iglesia y Sus ministros vivan de las dádivas de Su pueblo. La Biblia dice:
Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio (1 Corintios 9:14).
Debemos ofrendar a aquellos que nos han ayudado espiritualmente.
En la Palabra de Dios se nos dan instrucciones de compartir nuestro dinero con aquellos que nos han enseñado la Palabra de Dios y nos han ayudado espiritualmente. La Biblia dice:
El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye (Gálatas 6:6).
Debemos dar con generosidad a los necesitados.
Debemos dar a los necesitados, especialmente a los que son creyentes. Ésta es una forma con la cual podemos demostrar que tenemos el amor de Dios en nuestro corazón. La Biblia dice:
Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? (1 Juan 3:17).
Toda ofrenda debe ser con sencillez y sin atraer ninguna atención a nosotros mismos. La Biblia nos enseña que el que da, debe hacerlo con sencillez y sin interés propio. (Romanos 12:8).
Debemos ofrendar a quienes están llevando el evangelio a los inconversos. Debemos ayudar a los misioneros.
Cada cristiano tiene la responsabilidad de llevar el evangelio a los inconversos. El mandamiento de Dios para nosotros es: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura (Marcos 16:15). Si no podemos ir nosotros, debemos tomar como privilegio el ayudar a sostener misioneros que están llevando el evangelio a quienes nunca han aceptado a Cristo.
Ofrendar es Sembrar
Ofrendar no es tirar el dinero a la calle, es sembrar. Cuando sembramos semillas, no las estamos tirando; sino las estamos sembrando para poder cosecharlas más tarde. La cantidad de la cosecha depende de cuanto hayamos sembrado. Ésto es cierto también respecto a ofrendar. Escribiendo a la iglesia de Corinto respecto a las ofrendas, Pablo dijo:
El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará (2 Corintios 9:6).
Dios quiere proveer dinero para el mantenimiento de Sus iglesias y para enviar a Sus siervos a predicar a los inconversos del mundo. ¿Cómo hace Dios esto? El nos da dinero para que podamos ofrendar para Su obra. El quiere ayudarnos a ser generosos. La Biblia dice:
Poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra (2 Corintios 9:8).
El Señor Jesucristo mismo es nuestro ejemplo en este asunto de ofrendar. El se dio a si mismo como una ofrenda perfecta y agradable a Dios. Lo hizo por amor a nosotros. La Biblia dice:
Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos (2 Corintios 8:9).
Haciendo Amistades Eternas
El Señor Jesús enseñó a menudo a Sus discípulos por medio de parábolas. Una parábola es una historia corta que contiene una o más verdades espirituales.
En San Lucas 12:16–21, el Señor Jesús cuenta de un hombre rico que tenía muchos bienes. Sus tierras dieron una cosecha tan grande que no tenía dónde guardarla. Se dijo: “Ya sé lo que voy a hacer. Voy a derribar mis graneros y hacer otros más grandes y allí guardaré toda mi cosecha y todo lo que tengo".
Entonces diré a mi alma: “Alma mía, tienes muchos bienes guardados para muchos años; descansa, come, bebe, alégrate”.
Pero Dios le dijo: “Necio, esta misma noche vas a morir; y lo que tienes guardado, ¿de quién será?”
Jesús dijo, Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios (Lucas 12:21). Si deseamos ser ricos para con Dios, debemos ser buenos mayordomos de todo lo que Dios nos ha dado. Debemos siempre tener presente que:
La vida es una administración, no una propiedad.
Todo lo que tenemos pertenece a Dios. No somos dueños de nada. Somos sencillamente administradores de Dios, usando lo que El nos ha encargado. La Biblia nos enseña que si no podemos ser fieles en las cosas pequeñas, no se nos darán responsabilidades grandes. Si no somos fieles en administrar un poco de dinero, ¿cómo podemos esperar que Dios nos entregue mucho dinero?
El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto (no tiene honradez), también en lo más es injusto (Lucas 16:10, ver también los versículos 11–13).
La Biblia nos advierte del peligro de la avaricia de la codicia y del Amor al dinero la Biblia dice que el que ama el dinero está cometiendo El pecado de la idolatría . Jesús mismo dijo que nadie puede servir a dos señores. Nadie puede servir al DIOS verdadero y a mamón qué es el nombre del Dios de las riquezas.
Ningún siervo puede servir a dos señores, porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No pueden servir a Dios y a las riquezas." Lucas 16:13. ... Y la Palabra de nuestro Dios advierte acerca de esa condición: "No pueden servir a Dios y a las riquezas". Mucha gente no da ofrendas ni DIEZMOS porque no está amando a Dios con TODO su corazon. Ellos aun aman al dinero ( mamon) y tienen codicia y acaricia. Está gente incluso se opone a que se ensene estos principios al pueblo de Dios.
Recordemos que un día tendremos que dar cuenta de nuestra mayordomía.
Dios nos ha dado vida, salud, talentos, habilidades, dinero y muchas cosas más. Un día tendremos que darle cuenta de todo lo que Él nos ha entregado. El oír Su voz diciéndonos, “Bien hecho, buen siervo y fiel”, valdrá mucho más que cualquier otra cosa que este mundo nos pueda ofrecer.
Ganar vidas para Cristo es el más sabio y mejor uso que se le puede dar al dinero.
En San Lucas 16:9, el Señor Jesucristo dijo:
Ganad amigos por medio de las riquezas injustas (el dinero), para que cuando éstas (las riquezas) falten, os reciban (los amigos que has ganado) en las moradas eternas.
Lo que el Señor está diciendo aquí, es que debemos usar nuestro dinero y recursos y talentos para hacernos amigos eternos, para que estos amigos, los que hemos ayudado a aceptar a Cristo, puedan estar allá para recibirnos cuando lleguemos al Cielo.
Se cuenta la historia de un anciano en Inglaterra, quien aproximaba a los ochenta años. No sabiendo qué regalarle para su cumpleaños, sus hijos y parientes decidieron juntar el dinero designado para comprarle regalos y entregarle toda esa cantidad para que él comprara lo que deseara.
Entre todos juntaron una suma equivalente a E.U. $2.400, más o menos. Cuando le contaron ésto, el anciano preguntó: “¿Quieren decir que reunieron todo este dinero y que yo puedo hacer lo que quiera con él?”
Cuando le aseguraron que así era, él dijo: “Quiero que este dinero se use para imprimir la Biblia en el idioma de alguna tribu que nunca la ha tenido en su propia lengua”.
Los parientes consultaron con la Sociedad Bíblica de Inglaterra. Un oficial allí les dijo: “¡Ésto es asombroso! Unos misioneros en el Africa han trabajado por años traduciendo la Biblia a un nuevo lenguaje. Acabamos de recibir el manuscrito”.
Cuando le preguntaron cuánto costaría imprimir las Biblias en este nuevo idioma, el oficial les contestó: “Cerca de tres mil dólares”. Rápidamente los familiares hicieron colecta nuevamente y reunieron el resto del dinero.
Dentro de poco tiempo las Biblias fueron impresas y enviadas a aquella tribu africana que jamás había tenido la Palabra de Dios en su propia lengua. Muchos llegaron a conocer a Cristo como Salvador a través de la lectura de la preciosa Palabra de Dios.
(Citado por L.E. Maxwell)
Imaginemos a este anciano unos años más tarde cuando entró al Cielo. Muchos de esta misma tribu africana ya se habían muerto y estaban en el Cielo. Al entrar el anciano lo recibe un grupo de gente que le da la bienvenida y lo abrazan diciendo, “Tú eres nuestro amigo. Te estábamos esperando”.
Él los mira con sorpresa y les dice: “Pero no los conozco, ¿quiénes son ustedes?”
“Tal vez tú no nos conozcas”, le dicen, “pero nosotros te conocemos a ti. Tú eres aquel que hizo posible que tuviéramos la Palabra de Dios en nuestro propio idioma. Si no hubiera sido por ti, no estaríamos en este bellísimo lugar. ¡Tú eres nuestro amigo por toda la eternidad!”
Llegará un día en que nuestro dinero y recursos será inútil y sin significado. El día llegará en que nuestra mayordomía habrá terminado. En el poco tiempo que nos queda, debemos usar nuestro dinero para ganar a otros para Cristo y hacer así amistades eternas. Ésta es la mejor y más sabia manera de usar el dinero.
Que maravilloso sera presentarnos delante de Dios y oir que diga. Bien buen siervo sobre poco has sido FIEL sobre mucho te pondré entra en gozo de tu Señor. Mateo 25.21.
Cada uno de nosotros debe preguntarse: “¿Soy un buen mayordomo, um fiel administrador de todo lo que Dios me ha encargado? ¿Estoy usando mi dinero y mis recursos y talentos para hacerme de amigos eternos? ¿Habrá alguien que me reciba dándome la bienvenida en el Cielo y diciéndome: “Si no hubiera sido por ti, yo no estaría en este bellísimo lugar. Tú eres mi amigo por toda la eternidad. Juntos adoraremos al Señor!!
Hemos sido llamados a continuar el ministerio de JESUS. Hemos sido libertados para libertar. Hemos sido bendecidos para bendecir. Para ser imitadores de JESUS. El fue el hombre mas bueno y generoso que existio. El fue el hombre mas servicial que piso esta tierra. Dios quiere que todos imitamos el ejemplo de JESUS y que seamos compasivos y generosos. Dios no quiere que seamos avaros egoístas. Lá fe sin obras es una fe muerta , es decir que el que si yo tengo fe en Dios esa fe me llevará a dar frutos. A hacer obras buenas.
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