miércoles, 6 de noviembre de 2019

Los grandes misterios de la Biblia.

Los  grandes misterios de la Biblia . Por misioneros. Karina y Willy Hamel.

La Biblia como la palabra de Dios, inspirada por el Espiritu Santo, contiene la mente de Dios y los sabios pensamientos de su corazón, el camino a la salvación y la felicidad de los creyentes, sus doctrinas son integras y  santas, verdaderas y únicas y sus decisiones son inmutables, léala para ser sabio, créala para ser salvo y practíquela para  ser santo, ser integro y vivir feliz y en paz con Dios y los hombres..

El  Cristiano que se alimenta diariamente con la palabra de Dios Y que ora  diariamente recibe fortaleza interior y puede estar firme frente a las tentaciones y los ataques y los problemas que este mundo trae, sin embargo el Cristiano que no se alimenta con la palabra de Dios, que no es constante que no tiene una disciplina de oración y de estudio de la Biblia, es frágil  espiritualmente y cuando vienen los problemas los ataques la tentaciónes el cae fácilmente y es derrotado.

La Biblia explica a la Biblia...

2 de Timoteo es un pasaje de absoluta  importancia fundamental para la comprensión de la identidad de la Biblia Ahí dice:

2 de Timoteo 3:16-17
“Toda la Escritura ES inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redarguir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”


Los efectos de la meditación en la Palabra de Dios se hacen más que claros al examinat el  libro de Josué. Vemos que Josué fue el sucesor de Moisés en el liderazgo del pueblo de Israel, mientras estaban en camino a la tierra prometida. Teniendo en mente que él era quien guiaría a los israelitas a la tierra prometida, y también sabiendo, al leer los registros correspondientes que no era la gente más fácil de guiar, podemos entender fácilmente cuánto Josué necesitaba sabiduria y  prudencia para llevar a cabo su mision. Por lo tanto, es interesante ver lo que Dios le aconsejó hacer, para que tuviera esa inteligencia,  prudencia y prosperidad. Vamos a Josué 1:5-8, ahí, Dios habló a Josué y dijo:

Josué 1:5-8
“Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.” [Hebreo: “sakal” que significa ser cauteloso, prudente, tener entendimiento, sabiduría, prosperar.

Observa cuán maravillosamente Dios motivó a Josué. Dios no es alguien que se queda a lo lejos sin entender la fortaleza y el consuelo que necesitamos; sino que es un Dios amoroso y cuidadoso. Observa también lo que le dijo a Josué, le dijo para que siempre (“a donde quiera que vayas”) prosperes, tenia que ser muy valiente y hacer toda lo que la ley de Moisés ordenaba ( La Palabra de Dios en aquella época). De hecho, ÉL le dijo que tuviera cuidado y que no se apartara de lo que la ley decía y además, también le dijo que si meditaba en ella de día y de noche, esto es, si la Palabra de Dios era continuamente el enfoque en su mente, prosperaría y actuaría prudentemente. Esos “ENTONCES” que se usan en el pasaje demuestran que su prosperidad y prudencia eran condicionales sobre la posición de la Palabra de Dios en su mente. Ciertamente, solo si la Palabra de Dios es el centro de nuestros pensamientos y actos es que seremos prosperados y prudentes. Así como el lector puede confirmar al leer la historia de Josué, Josué era, sin lugar a dudas, un hombre que siguió y sirvió a Dios a lo largo de su vida, y era absolutamente próspero y prudente en su mision.

A BIBLIA ES LA VERDAD DE DIOS QUE NOS LIBERA.


La biblia es el instrumento del Espiritu Santo para liberar a los hombres. La verdad nos hace libres del engaño y de falsas doctrinas e ideologias que nos esclavizaban. DIOS nos ana y desea que seamos libres y seamos felices.



Hemos dicho que 2 de Timoteo es un pasaje de  gran  importancia en realidad es un verso  fundamental para entender  la identidad de la Biblia Ahí dice:

2 de Timoteo 3:16-17
“Toda la Escritura ES inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redarguir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”

En este pasaje hemos  dado un  énfasis especial  a la palabra “es” que se usa ahí y esta palabra se usa para identificar, caracterizar o describir algo. Por lo cual, de acuerdo al pasaje anterior, la Biblia o la Escritura ES inspirada por Dios o, como dice en el texto en griego, por el aliento de Dios.

Esto significa que el autor de la Biblia es Dios, quien la inspiró, la produjo y por lo tanto la Biblia es la Palabra de Dios. Aparte de eso, el pasaje anterior también dice que la Biblia es muy  útil, contando cuatro razones especiales para ello. Y nos dice que la Biblia es útil para enseñar, para redarguir, para corregir y para instruir en justicia. La primera de ellas se refiere a la identificación de la Palabra inspirada con la Biblia; mientras que la segunda, se refiere a la  gran utilidad de esta Palabra para enseñar, redarguir, corregir y para instruir en justicia “a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” sea una persona llena de virtudes y de valores.

La Biblia contiene la sabiduría de Dios cuentan que un día Dios y sus ángeles pensaban dar un gran regalo a los hombres, y  entonces Dios pensó dar su sabiduría a los hombres para que podamos tomar las mejores decisiones y para que podamos tener una vida llena de paz de alegría y de gozo una vida llena de bendiciones porque cuando recibimos la sabiduría y la inteligencia está nos capacita para poder tener éxito en nuestros esfuerzos y para poder alcanzar nuestros sueños las personas que no tienen sabiduría y no tienen inteligencia son personas nacidas que son fácilmente engañadas  y son hechas de esclavas por los demás Por eso es tan importante que nosotros busquemos la sabiduría de Dios y podamos ser personas inteligentes que puedan tomar las mejores decisiones para para llevar nuestra vida y nuestra familia al éxito y a la victoria.

1. La Palabra de Dios: lo que Dios ha magnificado mayormente.

Creo que no habría mejor forma de empezar esta investigación que mediante el escuchar la opinión que Dios tiene sobre Su Palabra. Para ver esa opinión vamos al Salmo 138:2.

Salmo 138:2
“Porque has engrandecido [refiriéndose a Dios] tu nombre, y tu palabra sobre todas las cosas.”

Teniendo en mente que no hay nada ni nadie más grande que Dios, lo cual Su nombre expresa, podemos entender fácilmente que lo que Dios nos quiere decir es que Él ha engrandecido Su Palabra por sobre todo lo demás. Si entonces queremos una evaluación correcta del valor de la Palabra de Dios, aquí está la evaluación que Dios mismo ha hecho: para Dios no hay nada más grande y valioso que Su Palabra.

2. La Palabra de Dios: el alimento para la vida


Habiendo visto la alta estima  que Dios le da a Su Palabra, continuemos para ver otras cosas que la Palabra de Dios es, empezando de Mateo 4:4 donde Jesucristo dijo:

Mateo 4:4
“Escrito está: "No sólo de pan vive el hombre ....."

Mucha gente piensa que el pan y la comida física en general es lo único que se necesita para vivir. Es verdad que la comida física es necesaria para sobrevivir y satisfacer nuestro hambre físico, pero de acuerdo a Jesucristo, hay algo mas que se necesita para hacer de nuestras vidas algo mas que simple sobrevivencia. ¿Qué es? La respuesta viene en el mismo verso:

Mateo 4:4
“Escrito está: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios."

De acuerdo a este pasaje, para hacer de tu vida una vida en abundancia y no solo sobrevivir, lo que necesitas es “toda palabra que sale de la boca de Dios”, esto es, la Palabra de Dios. Como en 1 de Pedro 2:2 dice:

1 de Pedro 2:2
“desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación,”

Los recién nacidos no pueden vivir sin leche. Se levantan cuando duermen y lloran porque quieren leche. De igual modo, como los recién nacidos no pueden vivir sin leche así nuestras vidas sin la Palabra de Dios. No tenemos que decidir si necesitamos la leche de la Palabra de Dios o no, es un HECHO que la necesitamos. Así como es un hecho que físicamente para sobrevivir necesitamos comer algo, por lo cual es un HECHO, una verdad inalterada, que para verdaderamente vivir necesitamos la Palabra de Dios. Solo ella nos puede dar fortaleza espiritual. Un cristiano que se nutre diariamente con La Biblia sera muy fuerte y sera un vencedor.
El  Cristiano que es constante y que con diligencia se alimenta diariamente con la palabra de Dios y  que ora  diariamente y tiene comunion con Dios, recibe fortaleza interior y puede estar firme frente a las tentaciones y los ataques y los problemas y crisis que este mundo trae, sin embargo el Cristiano que es descuidado y no se alimenta con la palabra de Dios, que no es constante que no tiene una disciplina de oración y de estudio de la Biblia, es un ser debil e inseguro, es  frágil  espiritualmente y cuando vienen los problemas los ataques la tentaciónes el cae fácilmente y es vencido por el enemigo.

3. La Palabra de Dios: la verdad revelada por Dios a los hombres.

La Biblia contiene la verdad 

Después de que vimos que la Palabra de Dios es tan necesaria para nuestras vidas como lo es la leche para los recién nacidos, vamos a continuar para ver qué otras cosas más es necesaria  la bendita Palabra. Lo que vamos a leer sucedió durante la investigación de Jesús ante Pilato (Juan 18:33-38). Durante esa investigación Pilato hizo una pregunta que probablemente ya había sido preguntada por mucha gente desde entonces. Pilato hizo esa pregunta respondiendo a Jesús diciendo que él vino al mundo para dar testimonio de la verdad (Juan 18:37), y se puede encontrar en Juan 18:38:

Juan 18:38
“Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad?”

La pregunta de Pilato no es para nada poco común. Mucha gente, y de hecho muchos de nosotros, puede que la hayamos preguntado en algún momento de nuestra vida. Por lo tanto, es vital encontrar respuesta a dicha pregunta. La respuesta viene en Juan 17.

Ahí Jesucristo un poco antes de su arresto oró a Dios y dijo:

Juan 17:14, 17
“Yo les he dado [a los discípulos] tu palabra..... Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.”

La respuesta a la pregunta sobre la verdad es muy simple: LA PALABRA DE DIOS ES VERDAD. La Biblia, siendo la Palabra del único y verdadero Dios, es la verdad sobre la cual podemos fundamentar nuestras vidas sin el temor a ser decepcionados. Es esa Palabra se habla de Jesucristo, “el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6) y de las cosas maravillosas que logró para nosotros. Es esa Palabra la que dice que si confiesas al Señor Jesús y crees que Dios lo levantó de los muertos serás salvo (Romanos 10:9). No se trata solo de una frase positiva; es la VERDAD. La verdad es verdad. NO la puedes cambiar, no la puedes alterar. Solo puedes aceptarla o rechazarla.

En cambio, la mentira tiene mil facetas. Cientos de ideas, filosofías y religiones van por ahí alegando un lugar en nuestras mentes. El período de toda una vida sería suficiente para contar el nacimiento y muerte de docenas de ellas. El hombre necesita actualizar continuamente sus filosofías y teorías para estar “de acuerdo” al tiempo. Si hubieran sido verdad no necesitarían actualizarse. La verdad sigue siendo hoy verdad, mañana y después de mil o millones de años. Y la PALABRA DE DIOS, la verdad, es la única que tiene duración eterna. Como en 1 de Pedro 1:23 dice:

1 de Pedro 1:23
“siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.”

También 1 de Pedro 1:25
“Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.”

La Palabra de Dios permanece para siempre. No necesita actualización. El Dios que respaldó esa Palabra hace más de dos mil años, es el mismo Dios hoy también. Como en Santiago 1:17 dice:

Santiago 1:17
“Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.”

Algunas veces para el hombre son suficientes unos minutos para cambiar de opinión. La “variación” es algo muy frecuente en el hombre, pero con DIOS no la hay, ni siquiera la más remota señal de ella. La Palabra de Dios siendo verdad y respaldada por un Dios que no cambia es ciertamente el fundamento más seguro para nuestras vidas. Es la roca eterna en la que podemos hallar certeza y estabilidad.

4. La Palabra de Dios: una Palabra pura ella es integra, es confiable.


Una de las características que la verdad tiene por definición es “pureza”. Entonces, la pregunta sería: ¿Es pura la Palabra de Dios?, si sí, ¿cuánto? Para ver la respuesta a esta pregunta vayamos al libro de Salmos, donde leemos:

Salmos 12:6
“Las palabras de Jehová son palabras limpias, Como plata refinada en horno de tierra, Purificada siete veces.”

Salmos 119:140
“Sumamente pura es tu palabra, Y la ama tu siervo.”

La Palabra de Dios no tiene impurezas. No es una palabra a la que tengas que disculpar por sus “errores” ni una palabra que necesita ser refinada antes de usarse. De lo contrario, es una palabra PURA y de hecho tan pura “como plata refinada en horno de tierra, Purificada siete veces”, esto es, no puede ser más pura. Es por eso que la amamos (“Y [como resultado] tu siervo la ama”). Su pureza, perfección y exactitud verdaderamente refleja la pureza, perfección y precisión de su autor: DIOS.

5. La Palabra de Dios: la fuente de gozo

Ya hemos visto varias cosas que es la Palabra de Dios. Sin embargo, la lista no termina aquí. En el Salmo 119 vemos otro efecto que la Palabra tiene:

Salmos 119:162
“Me regocijo en tu palabra como el que halla muchos despojos.”

También, Salmos 119:14
“Me he gozado en el camino de tus testimonios más que de toda riqueza.”

Mucha gente trata de encontrar gozo mediante el poseer muchos bienes materiales y  grandes cantidades de dinero. Sin embargo, como ya vimos, no se puede sobrevivir solo de pan y dinero no es ni puede comprar el ingrediente que te da una verdadera vida y gozo real. ¿Cuál es el ingrediente? La Palabra de Dios. La Palabra de Dios, aparte de todas las cosas que ya hemos visto hasta ahora, también trae gran regocijo. De hecho, trae tanto gozo como el de aquel que encuentra un gran tesoro. No necesitas ganarte la lotería para tener gozo, lo que necesitas es ir a la Palabra de Dios, estudiarla, creerla y guardarla en tu corazón. Cada vez que lo hagas, tu gozo será tan grande como el de aquel que encuentra un gran tesoro. ¿No es maravilloso el tener tal fuente constante de regocijo? No es un gozo que depende de las condiciones, la “suerte” u otras cosas, sino de Dios y Su maravillosa Palabra, la Biblia.

6. La Palabra de Dios: Una lámpara a nuestros pies

Otra cosa que la Palabra de Dios es, se encuentra en Salmos 119:105 y en 2 de Pedro 1:19 y dice:

Salmos 119:105
“Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.”

También, 2 de Pedro 1:19
“Tenemos también la palabra profética2 más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;”

Para andar por el camino se necesita luz, ya sea física o artificial, el hecho es que sin ella no puedes caminar. El camino de la vida no es una excepción a esta regla. Para caminar por ese camino necesitas la luz para iluminarlo. ¿Dónde vas a encontrar esa luz? De acuerdo a los pasajes anteriores, la respuesta es en La Palabra de Dios. Al seguirla, caminarás por un camino lleno de luz. Como en el Salmo 84:11 y en 1 de Juan 1:5 dice:

Salmo 84:11
“Porque sol y escudo es Jehová Dios;”

1 de Juan 1:5
“Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.”

Dios es como un sol3. Por lo cual, siguiendo Su Palabra es como andar por un camino iluminado por tanta luz, como la luz misma de su autor, esto es, la luz de Dios.


7. Si la Palabra no es nuestro deleite....

Probablemente entenderías mejor la importancia de algo cuando estas al tanto de lo que pasaría si no lo tuvieras. En lo anterior, se expusieron algunas de las cosas que la Palabra de Dios es y que por lo tanto podemos fácilmente entender a través de ellas, lo que perderíamos si no la tuviéramos. En los Salmos, sin embargo, hay un pasaje que no habla de los beneficios de la Palabra de Dios, sino lo que pasaría si no fuera nuestro deleite. En el Salmo 119:77 David dijo mediante revelación:

Salmos 119:77
“tu ley es mi delicia.”

Para David, la Palabra de Dios (la “ley” en los tiempos y administración de David) era su deleite. Ahora para ver lo que pasaría si la Palabra no fuera su deleite, no tenemos que ir mas que quince versos mas adelante, el verso 92 dice:

Salmos 119:92
“Si tu ley no hubiese sido mi delicia, Ya en mi aflicción hubiera perecido.”

Puede ser que algunas veces vengan períodos difíciles, en los cuales puede que haya ligera y temporal aflicción (2 de Corintios 3:17 y 1 de Pedro 1:6). Sin embargo, eso no significa que en esos tiempos la Palabra de Dios deja de ser fuente constante de gozo, la lámpara a nuestros pies y el alimento para nuestras vidas. No hay situación ni circunstancia que pueda hacer que la Palabra brille menos de lo que es o que pierda su valor. Dios es el mismo Dios amoroso y poderoso tanto en las buenas como en las malas. Su Palabra, es la misma Palabra confiable. Sin embargo, NOSOTROS tenemos que tener cuidado de mantener la flama de la Palabra siempre encendida en nuestros corazones. Tristeza, presión y aflicción puede que algunas veces vengan, pero no podrán vencernos mientras que la Palabra de Dios sea nuestra delicia. Dios es un Dios fiel y siempre nos hará más que vencedores si confiamos en Él. (Romanos 8:37)

8. Si meditamos en la Palabra de Dios seremos...

Habiendo visto algunas de las cosas que la Palabra de Dios es, ya debería haber quedado claro los grandes beneficios que tendremos al estudiarla y poniéndola en lo profundo de nuestro corazón. Sin embargo, vamos a ver también algunos resultados mas que esta Palabra tendrá si meditamos en ella, esto es, si la hacemos el enfoque de nuestra mente y pensamientos.

8.1 Benditos y como árbol plantado junto a corrientes de agua

Para ver lo que la Palabra predice para aquel que la hace el enfoque de su mente vamos al Salmo 1:1-3 que dice:

Salmos 1:1-3
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.”

¿Hay alguno de nosotros que no quiera prosperar? No lo creo. Sin embargo, ¿Cómo lo podemos obtener? De acuerdo al pasaje anterior la manera es meditando en la Palabra de Dios. Si la dividimos correctamente y la hacemos el enfoque de nuestra mente, entonces, cualquier cosa que hagamos, complacerá a Dios puesto que provendrá de una mente en la que la Palabra de Dios tiene el primer lugar, así que, de acuerdo al pasaje anterior prosperaremos y seremos “bendecidos” (“felices”) y como árboles FRUCTÍFEROS plantados junto a las corrientes de las aguas.

8.2. Próspero y prudente

Los efectos de la meditación en la Palabra de Dios se hacen más que claros al echarle un vistazo al libro de Josué. Josué fue el sucesor de Moisés en el liderazgo del pueblo de Israel, mientras estaban en camino a la tierra prometida. Teniendo en mente que él era quien guiaría a los israelitas a la tierra prometida, y también sabiendo, al leer los registros correspondientes4 que no era la gente más fácil de guiar, podemos entender fácilmente cuánto Josué necesitaba prosperidad y prudencia para llevar a cabo esa difícil responsabilidad. Por lo tanto, es interesante ver lo que Dios le aconsejó hacer, para que tuviera esa prudencia y prosperidad. Vamos a Josué 1:5-8, ahí, Dios habló a Josué y dijo:

Josué 1:5-8
“Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.” [Hebreo: “sakal” que significa ser cauteloso, prudente, tener entendimiento, sabiduría, prosperar.

Observa cuán maravillosamente Dios motivó a Josué. Dios no es alguien que se queda a lo lejos sin entender la fortaleza y el consuelo que necesitamos; sino que es un Dios amoroso y cuidadoso. Observa también lo que le dijo a Josué, le dijo para que siempre (“a donde quiera que vayas”) prosperes, tenia que ser muy valiente y hacer toda lo que la ley de Moisés ordenaba ( La Palabra de Dios en aquella época). De hecho, ÉL le dijo que tuviera cuidado y que no se apartara de lo que la ley decía y además, también le dijo que si meditaba en ella de día y de noche, esto es, si la Palabra de Dios era continuamente el enfoque en su mente, prosperaría y actuaría prudentemente. Esos “ENTONCES” que se usan en el pasaje demuestran que su prosperidad y prudencia eran condicionales sobre la posición de la Palabra de Dios en su mente. Ciertamente, solo si la Palabra de Dios es el centro de nuestros pensamientos y actos es que seremos prosperados y prudentes. Así como el lector puede confirmar al leer la historia de Josué, Josué era, sin lugar a dudas, un hombre que siguió y sirvió a Dios a lo largo de su vida, y era absolutamente próspero y prudente en su tarea.

9. Conclusión

Habiendo terminado este estudio, creo que  hemos visto muchas cosas que nos ayudarán a entender el valor de la Palabra de Dios. Resumiendo ahora lo anterior, vimos que la Palabra de Dios, la Biblia, es:

i) la verdad,

ii) lo mas especial y engrandecido de Dios

iii) pan y alimento para la vida

iv) leche pura y no adulterada  para el crecimiento

v) la fuente esencial de gozo

vi) lámpara de luz  nuestros pies

vii) útil para enseñar, para redarguir, para corregir, para instruir en justicia

viii) muy pura

ix) algo que si hacemos nuestro deleite la aflicción no nos vencerá

x) algo que si meditamos, seremos:

a) bendecidos, b) como árbol plantado junto a corrientes de agua, c) prósperos en todas las cosas que hagamos y d) prudentes.

Aunque la lista aquí no termina, creo que es suficiente para demostrarnos la grandeza, la importancia y el valor de la Palabra de Dios. También es suficiente para poner en claro los efectos maravillosos que esta Palabra tendrá en nuestras vidas si la estudiamos, la ponemos en nuestro corazón y la mantenemos ahí. 

LA BIBLIA ES COMO UN ESPEJO.

“Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.” (Santiago 1:22–25, RVR60).

¿Para qué sirven los espejos? Usamos los espejos para vernos a nosotros mismos tal como somos. Si el mismo está defectuoso y no es digno de confianza, entonces pierde su utilidad. Queremos saber exactamente cómo estamos, para saber entonces cómo peinarnos o arreglarnos (sí, sabemos que algunos necesitamos más arreglos que otros). Pero el problema no es únicamente de los espejos. El espejo puede encontrarse en perfectas condiciones, pero si tenemos problemas en la vista, tampoco daremos buen uso a ese instrumento.

Obviamente debemos saber que los espejos de entonces no eran como los de ahora.un escritor  hace el siguiente comentario al respecto:

“En la época del Nuevo Testamento, se hacían los espejos típicamente de latón o bronce muy bruñidos… Aun los espejos más costosos eran primitivos, comparados con los de cristal, que no se fabricaron hasta el siglo XIV. Por consiguiente, aquellos primeros espejos dieron un reflejo oscuro y distorsionado de la persona que los usaba. Pero cambiando de posición el espejo cuidadosamente y buscando la mejor iluminación, con el tiempo una persona podía ver una imagen bastante correcta de su rostro, y esa es la idea que Santiago tiene en mente. Mediante una observación cuidadosa y paciente… con el tiempo podía descubrir cómo lucía realmente en la actualidad”

En otras palabras, el tipo de espejos utilizados entonces obligaban al usuario a detenerse por más tiempo con el fin de contemplarse bien. Los modernos nos ofrecen una imagen tan nítida que podemos darnos el lujo de mirarnos por menos tiempo.

Santiago el hermano del Señor, con mucha sabiduria  compara la Palabra de Dios con un espejo. Es una herramienta provista por Dios que nos ayuda a conocer quiénes somos y cómo estamos. Nos muestra nuestra situacion real. Pero no nos muestra meramente una imagen externa; nos deja ver cómo somos interiormente. Es un espejo maravilloso y perfecto. Es la imagen más nítida. El problema no está en el espejo; el problema está nosotros. El reflejo que vemos de nosotros en las Escrituras es absolutamente fiel. No todos, sin embargo, actúan consecuentemente con la imagen que observan. De esto se trata Santiago 1:23
. La Biblia es el espejo más verdadero y  honesto que podemos utilizar. Podemos ver lo que somos con absoluta precisión. Lo crucial es lo que hacemos con esa información. Como reaccionamos a ella.

Lo que uno ve en el espejo debe llevarnos a hacer algo. Debe llevarnos a accionar.  En unos casos será eliminar un sucio del rostro, en otro peinarse, y aun en otros el afeitarse. No es de sabios mirarse al espejo para no hacer nada. Así ve Santiago al que se expone a la Palabra y no hace nada al respecto. La Biblia fue escrita para que hagamos algo con lo que leemos en ella. Para que actuemos. Para que nos analisemos y cambiemos.

Observa que el contraste no es entre uno que se mira en un espejo y otro que no, sino entre dos que se miran, uno que hace algo al respecto y otro que no hace nada. Que queda indiferente.

Trata de recordar la imagen del espejo cada vez que estés leyendo o escuchando las Escrituras. El resultado de escuchar la voz de Dios en la Palabra puede ser la confesión de un pecado, la determinación de llevar a cabo una acción o pasar más tiempo con tu familia. Un sermón puede producir alabanza, esfuerzos evangelísticos y abandono de pecados. El punto es que no debemos ser meros oidores de la Palabra, sino antes bien hacedores de la misma. Debemos anhelar transformación, que nuestro encuentro con Dios en las Escrituras nos hagan más semejantes a nuestro Señor Jesucristo. Que nos ayuden a alcanzar la estatura de Cristo.

El  Cristiano que es  fiel y constante y que con diligencia se alimenta diariamente con la palabra de Dios y  que ademas  ora  diariamente y tiene comunión intima con Dios, recibe poder espiritual y  fortaleza interior y puede estar firme frente a las tentaciones y los ataques y los problemas y crisis que este mundo trae, sin embargo el Cristiano que es descuidado y no se alimenta con la palabra de Dios, que no es constante que no tiene una disciplina de oración y de estudio de la Biblia, es un ser debil e inseguro, es  frágil  espiritualmente y cuando vienen los problemas los ataques la tentaciónes el cae fácilmente y es vencido por el enemigo.




sábado, 2 de noviembre de 2019

Dios nos llama a la CONVERSION...Por Willy Hamel

Dios nos llama a la CONVERSION.
Por misioneros
Willy y Karina Hamel.
Red de Intercesores de América.



Definición de conversión. Conversión es un término con origen en el latín conversio que hace referencia a la acción y efecto de convertir o convertirse (hacer que una persona o una cosa se transforme en algo distinto de lo que es en primer lugar). ... La cristianización es la conversión al cristianismo.
Metanoia (del griego μετανοῖεν, metanoien, cambiar de opinión, arrepentirse, o de meta, más allá y nous, de la mente.
La conversion del apostol Pablo es una de las mas famosas de la historia del cristianismo.

Podia decirse que la  conversión es un cambio profundo de la mente y del corazón. 
La predicación pública de Nuestro Señor Jesucristo empezó con una llamada a la conversión: «se han cumplido los tiempos y se acerca el Reino de Dios; convertios y creed en la Buena Nueva« (Mc. 1, 15) Más adelante irá explicando las características del Reino, pero desde un principio se advierte que hace falta una postura nueva de la mente para poder entender el mensaje de salvación.
Pone a los niños como ejemplo de la meta a que hay que llegar. Hay que «hacerse como niños» o «nacer de nuevo», como dirá a Nicodemo (cfr. Jn. 3, 4) La conversación con la mujer samaritana es un ejemplo práctico de cómo se llama a una persona a la conversión. A Zaqueo, Jesucristo  también lo llama a cambiar de vida, a convertirse. Lo mismo hará con otros muchos. Convertirse también significa volverse a Dios. Implica dejar de seguir un camino para seguir otro. 
Las parábolas de JESUS sobre la misericordia divina son llamadas a la conversión contando con que nuestro Padre Dios está esperando la vuelta del pecador. Que se arrepienta y vuelva a Dios. Hasta en los últimos momentos de su vida, justo cuando le iban a prender en el huerto, JESUS llama a Judas -amigo., ofreciéndole la oportunidad de la conversión.
SAN JUAN BAUTISTA PREPARÓ LA VENIDA DEL MESÍAS
Cuando los sacerdotes de Jerusalén enviaron a preguntar a Juan Bautista quién era, contestó: «Yo soy la voz que clama en el desierto: enderezad el camino del Señor, como dijo Isaías. (Jn. 1, 23) Con estas palabras indica que preparaba el camino del Mesías, que había de venir, predicando la conversión y la penitencia. Sus palabras eran claras y fuertes.  Lucas  el medico amado narra esta predicación y cómo animaba a compartir con los demás lo que se posee, a no exigir más de lo que marca la justicia en los negocios, a no ser violentos, ni denunciar falsamente a nadie (cfr. Lc. 3, 1-18) Para conseguir vivir sin pecado proponía el bautismo de agua y el arrepentimiento. Sin embargo, JUAN el bautista siempre insistió en que estos medios eran insuficientes, pues él era sólo el precursor: «Yo os bautizo con agua para arrepentimiento; pero el que viene detrás de mí es más poderoso que yo. No soy digno de llevarle las sandalias; él os bautizará en el Espíritu Santo y fuego; en su mano tiene el bieldo y va a limpiar su era; reunirá su trigo en el granero, y la paja la quemará en un fuego inextinguible» (Mt. 3. 11-12)
Cuando Jesús fue a bautizarse al Jordán, le dijo: «Yo necesito ser bautizado por ti, y ¿tú vienes a mí?» (Mt. 3, 14) Más adelante dirá de Jesús: «He aquí el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo» (Jn. 1, 29) San Juan Bautista no tenía el poder de perdonar los pecados, sino solamente predicaba la conversión y el arrepentimiento, preparando el camino del Señor. Como fruto de su labor fueron  muchos los que escucharon la doctrina de Cristo. Los dos primeros discípulos de Jesucristo fueron  dos discípulos de Juan Bautista: Juan y Andrés. Además de estos discípulos primeros, muchos otros discípulos de Juan fueron tras Jesús. Juan se llenó de alegría, añadiendo: «Conviene que El crezca y yo disminuya» (Jn. 3, 30). Aqui vemos la humildad de este fiel profeta de Dios.
¿QUÉ ES LA CONVERSIÓN?
La conversión es un cambio profundo de la mente y del corazón. El que se convierte se da cuenta que es pecador y necesita cambiar y volverse a Dios   La conversión a Dios incluye apartarse completamente de todo lo que aleje de Dios.
La conversión exige que se dé primero un arrepentimiento del pecado:
El pecado mortal hunde sus raíces en la mala disposición del amor y del corazón del hombre, se sitúa en una actitud de egoísmo y cerrazón, se proyecta en una vida construida al margen de los mandamientos de Dios. El pecado mortal supone un fallo en lo fundamental de la existencia cristiana y excluye del Reino de Dios. Este fallo puede expresarse en situaciones, en actitudes o en actos concretos.
Se puede decir, resumiendo, que: Pecado es todo acto, dicho o deseo contra la ley de Dios.
El siguiente paso será abrir el corazón a la luz nueva: «Dios es luz y no hay en El tiniebla alguna» (1 Jn. 1, 5) San Juan explica las posibles actitudes ante la conversión, diciendo: «Todo el que obra el mal, aborrece la luz, y no viene a la luz, porque sus obras no sean reprendidas. Pero el que obra la verdad viene a la luz para que sus obras sean manifiestas, pues están hechas en Dios» (Jn. 3, 20-21)
Todos los hombres llevan en su interior la posibilidad de una oposición a Dios. Por el pecado original la naturaleza humana ha quedado debilitada y herida en sus fuerzas naturales. La inteligencia se mueve entre oscuridades y cae fácilmente en engaños. La voluntad se inclina maliciosamente hacia conductas pecaminosas. Las pasiones y los sentidos experimentan un desorden que les lleva a rebelarse al impulso de la razón.
Esta inclinación al mal que todo hombre posee, se acentúa con los pecados personales y con la influencia de ambientes corrompidos.
Convertirse es, en definitiva, cambiar de actitud, desandar el camino andado. Es una vuelta a Dios, del que el hombre se aparta por la mala conducta, por las malas obras, es decir, por el pecado.
Esa vuelta a Dios, que es fruto del amor, incluirá también una nueva actitud hacia el prójimo, que también ha de ser amado.
EL REINO DE DIOS EMPIEZA CON LA CONVERSIÓN PERSONAL
Para entrar en el Reino de los Cielos es preciso renacer del agua y del Espíritu; de esta manera anunció Jesús a Nicodemo el comienzo del Reino de Dios en el alma de cada hombre. Para esta nueva vida Dios envía su gracia.
La conversión unas veces será de un modo fulgurante y rápido, casi repentina; otras, de una manera suave y gradual; incluso, en ocasiones, sólo llega en el último momento de la vida.

En las parábolas del Reino de los Cielos es muy frecuente que el Señor lo compare a una pequeña semilla, que crece y da fruto o se malogra. Con estos ejemplos indica que el Reino de Dios debe empezar por la conversión personal. Cuando un hombre se convierte, y es fiel, va creciendo en esa nueva vida; después va influyendo en los que le rodean. Así se desarrolla el Reino de Dios en el mundo. El camino que eligió Jesucristo fue predicar a todos la conversión, denunciar todas las situaciones de pecado e ir formando a los que se iban convirtiendo a su palabra.


“Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados” (Hechos 3.19).

“La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma” (Salmo 19.7).




La doctrina de la conversión cristiana es un tema prominente en las enseñanzas de Cristo y de sus discípulos. Cuando una persona se convierte quiere decir que la misma ha cambiado. Convertirse quiere decir “dejar de ser una cosa para ser otra” (Diccionario de uso del español)

La doctrina de la conversión

Nosotros “éramos por naturaleza hijos de ira” (Efesios 2.3). Desde la antigüedad se nos casó con nuestros ídolos como el caso de Efraín. Para volver a Dios es necesario que haya una transformación; un cambio en nuestra mentalidad, en los deseos de nuestro corazón y en nuestra actitud hacia Dios y hacia el pecado. A nosotros nos es necesario experimentar un cambio completo en nuestras vidas de manera que agrademos a Dios al estar en armonía con su palabra. Cuando un pecador se arrepiente, Dios hace la obra de convertirlo en un cristiano. Los pecados que el pecador una vez amó ahora aborrece y las cosas buenas de Dios que antes aborreció ahora las ama. La conversión es una transformación completa: un amor nuevo en el corazón y una vida nueva en el alma.

Si no hay cambio, no hay conversión

Ésta es la conclusión inevitable a la que arriba el que con diligencia estudia este tema en la Biblia. Para ilustrar esto de una manera diferente lo haremos de la siguiente forma: Un bosque pantanoso puede ser convertido en un terreno fértil para el cultivo; la arena silícica se convierte en un vidrio claro con el cual se fabrican los parabrisas; el agua se convierte en vapor. En cada caso hay un cambio esencial que produce entonces la conversión.

También ocurre un cambio esencial que convierte al pecador en un hijo de Dios. Hay un cambio de mentalidad, de los deseos del corazón y de vida en esa persona. Sin tal cambio, aunque el incrédulo se afile a una congregación de creyentes, no será un hijo de Dios. Para estar en Cristo Jesús nada sirve a menos que la persona llegue a ser “una nueva creación” (Gálatas 6.15). Y cuando esa “nueva creación” existe por dentro, la persona manifestará por fuera una “vida nueva” en Cristo Jesús (Romanos 6.4). “Porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12.34). “La fe sin obras está muerta” (Santiago 2.26). 

“Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” (Romanos 6.2). Cuando uno se convierte al Señor cambia sus caminos, desecha todos los hábitos pecaminosos y manifiesta los frutos de una vida justa en su andar diario.
Hay personas que dicen que se han convertido al Señor, pero con sus hechos lo niegan. Su lengua no ha sido limpiada de inmundicia y blasfemia, su orgullo sigue siendo parte de su vida diaria, su conducta es la misma de todos los días, sus negocios son tan fraudulentos como antes, su forma de vestir es tan mundana como las modas del mundo y siguen viviendo en los placeres pecaminosos que antes vivían. Concluimos, pues, que como no hay un cambio por fuera, tampoco ha habido un cambio por dentro. Tal persona no se ha convertido al Señor. Donde hay vida adentro hay luz afuera (Mateo 5.14–16).

Ejemplos de la conversión

Podemos formular un concepto correcto de la conversión cuando notamos los cambios en la vida de las personas que se vuelven hacia Dios. Notemos algunos ejemplos:
1. La mujer en la casa de Simón (Lucas 7.36–50)
Esta mujer había sido una vil pecadora, pero habiéndose arrepentido de su iniquidad, aceptó a Cristo como su Salvador y Señor, y fue limpiada de sus pecados. Al comprender la maravillosa gracia de Dios de salvar a una persona tan miserable como ella, su gratitud y lealtad no conocieron límites. Jesús la alabó por su devoción abnegada.

2. Saulo de Tarso (Hechos 9.1–18)
Este tal vez es el ejemplo más claro que aparece en la Biblia sobre la conversión de un ser humano. Al ser convertido, Saulo dejó de oponerse al cristianismo y llegó a ser un gran defensor de la fe. Un arrepentimiento genuino, la humildad, la entrega completa, la obediencia a Dios, el deseo de aprender y la voluntad de sufrir por causa de Cristo fueron algunas de las cosas que experimentó Saulo en su vida desde el momento que se convirtió.


3. El carcelero (Hechos 16.27–34)
El carcelero era un pecador de un corazón endurecido, y estuvo a punto de suicidarse cuando reconoció el peligro en que se encontraba en aquel momento. Sin embargo, él fue guiado a la luz del evangelio por la gracia de Dios y por medio de Pablo y Silas. Él dejó de ser un perseguidor para convertirse en un amigo de los discípulos. Creyó y fue bautizado. En esta historia breve que tenemos del carcelero nosotros notamos su cambio de actitud, su deseo por abrazar la fe de Cristo y su obediencia a los mandatos del Señor.

Verdades acerca de la conversión

1. La conversión consiste en un cambio radical  de vida.
Por ejemplo, piense en Saulo de Tarso. Aun después de convertirse se ve su entusiasmo, energía, valor y celo que tenía antes de su conversión. Su cambio consistió en pasar su fe del fariseísmo a Cristo, su lealtad del judaísmo a Cristo y cambiar su propia justicia por la justicia de Dios. Moralmente, la conversión significa un cambio de las normas del mundo a las del evangelio; es un cambio de las normas de Satanás a las de Dios. Es dejar de vivir para, agradar a la carne para agradar a Dios. 

2. La conversión viene al hombre unicamente por la gracia de Dios.
Fue la gracia de Dios la que alcanzó cambiar el corazón de la mujer pecadora en la casa de Simón. Fue la misma gracia la que envió la luz resplandeciente a Saulo de Tarso enemigo de la fe cristiana en el camino a Damasco y la que envió el terremoto a la cárcel en Filipo, haciendo posible la conversión del carcelero y su familia.

 Sólo la gracia de Dios puede convertir los corazones de los que tienen la voluntad de recibir el poder transformador del Señor. Jesús dice: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere” (Juan 6.44).

3. Las personas “buenas” no consiguen la salvación sino por la conversión
Pablo, como cualquier persona religiosa culta y educada o sea  “buena”, necesitaba ser convertido por el Señor Jesucristo para obtener la salvación. Sus actividades religiosas, su obediencia cuidadosa de la ley y el celo con que se entregaba al servicio religioso eran nada más que obras superficiales, “trapo de inmundicia” (Isaías 64.6) porque nacieron de la carne. Pablo tuvo que estimar todo lo que había logrado por motivos y esfuerzos personales como pérdida para recibir a Cristo. Él tuvo que botar su propia justicia para recibir, por la fe, la justicia que viene de  Dios (Filipenses 3.1–9). 

Es decir, Pablo tuvo que convertirse para ser salvo.
Es notable lo dañino y pecaminoso que es el hombre “bueno” cuando se ve a la luz de la verdad. Pablo era un hombre muy bien educado e inteligente, tenía una personalidad dominante, poseía una “buena conciencia” (Hechos 23.1) y era celoso de la ley. Sin embargo, cuando vemos todas estas buenas cualidades absorbidas en su furor contra la iglesia del Señor notamos cuán lejos de Dios andaba. A él le hacía falta una conversión cabal.
Aquel fariseo que oró en el templo y relató una lista de buenas obras que él hacía no fue justificado como lo fue el pobre publicano a su lado. Ni las buenas obras, ni los logros, ni la fama mundana, ni la grandeza pueden traernos nada bueno delante de nuestro Dios santo. Nos queda volvernos “como niños” (Mateo 18.3). Tenemos que convertirnos.

4. El arrepentimiento es parte de la conversión
La experiencia de cada converso prueba esta verdad. “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados” (Hechos 3.19). En otras palabras, uno será convertido sólo si se arrepiente verdaderamente. Las personas que piensan que no necesitan arrepentirse pueden tener la voluntad de afilarse a una iglesia, pero con tal pensamiento y corazón nunca serán convertidas a Dios.


5. La palabra de Dios es un elemento esencial en la conversión
Pedro dice: “Y cuando comencé a hablar [la palabra de Dios], cayó el Espíritu Santo sobre ellos” (Hechos 11.15). Pablo dice que el evangelio de Cristo es “poder de Dios para salvación” (Romanos 1.16) y que “en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio” (1 Corintios 4.15). ¿Qué fue lo que primeramente dirigió hacia Cristo las mentes de las tres mil personas en el día de Pentecostés, al eunuco etíope, a Cornelio, a Lidia y al carcelero? Fue el mensaje de Dios lo que les hizo oír. “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma” (Salmo 19.7).



6. Dios usa a personas para mostrar a otros acerca de la conversión
En el día de Pentecostés los discípulos, llenos del Espíritu Santo, fueron usados por Dios en la conversión de tres mil personas. Toda conversión mencionada en las epístolas habla también de un siervo de Dios que ayudó en ello. “El que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados” (Santiago 5.20).
7. El momento oportuno para convertirse al Señor es cuando uno es joven
Convertirse cuando es joven tiene muchas ventajas: Hay un corazón más tierno, menos pecado de que arrepentirse, menos ofensas para corregir, menos nivel de influencia en extraviar a otras personas y, por lo general, una vida más larga de servicio cristiano. Hay muchas personas que escucharon el llamado de Dios en su juventud, pero rehusaron rendirse a él. Después llegaron a estar tan enredados en sus pecados que nunca rindieron sus corazones a Dios y murieron en sus pecados. “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos” (Eclesiastés 12.1).
8. Es Dios quien hace la obra de conversión
El hombre hace su papel, pero es Dios quien efectúa el milagro de la gracia en el corazón del mismo. Él hace el cambio maravilloso. “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer” (Filipenses 2.13). “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere” (Juan 6.44). Nuestra parte es someternos a él y obedecerlo; Dios hace lo demás. Dios hace el llamado, el hombre se rinde y Dios acaba la obra. “El que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1.6).

Resultados de la conversión

Como ya se ha declarado, la conversión significa un cambio, una transformación, una “vida nueva”. Esto es lo que la Biblia dice que pasa cuando uno se convierte verdaderamente:
1. No anda “conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”
Todo hombre que se convierte muere al pecado y vive para Dios (Romanos 6.11). Su viejo hombre es crucificado (Romanos 6.6) y se viste del nuevo hombre creado según Dios (Efesios 4.24). Ya no sirve a la carne, sino sirve a Dios. Ahora él anda como Cristo anduvo (Romanos 8.l). Antes de la conversión andaba “siguiendo la corriente de este mundo” (Efesios 2.2), “en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres” (1 Pedro 4.2); pero todo esto cambia cuando la gracia transformadora de Dios convierte al hombre y le da la visión celestial.
2. Es adoptado en la familia feliz de Dios
“Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. (...) Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” (Romanos 8.10, 14–15).

3. Es revestido de humildad
La verdadera norma de grandeza se declara en Mateo 18.1–4. Cuando las personas se convierten a Dios las mismas llegan a ser de un corazón manso, modesto y humilde. Cristo se refiere a sí mismo como “manso y humilde de corazón” (Mateo 11.29). Sus verdaderos discípulos son como él. (Lea Filipenses 2.5–8.)
4. Es revestido de justicia
“Sion será rescatada con juicio, y los convertidos de ella con justicia” (Isaías 1.27). Cuando una persona se convierte trae su propia justicia a la cruz y en cambio recibe la justicia de Dios. Esta justicia ya no es como “trapo de inmundicia” sobre lo cual escribe Isaías (Isaías 64.6), sino la justicia verdadera de Dios que resplandece en su vida motivando a otros a glorificar a Dios. (Lea Mateo 5.14–16.)
5. Es celoso en la obra del Maestro
“Un pueblo propio, celoso de buenas obras” (Tito 2.14). (Lea también 1 Pedro 2.9.) Esta es una descripción propia del pueblo de Dios en todo tiempo. Los ejemplos de la conversión verdadera han sido hombres y mujeres cuyo celo por la justicia y la verdad fue conocido por todos los que los rodeaban.
6. Disfruta del compañerismo cristiano
“Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros” (1 Juan 1.7). Las personas de este mundo tienen compañerismo con los que andan por el camino espacioso de la perdición (Mateo 7.13–14). De la misma manera, las personas convertidas tienen compañerismo con otros que andan en las huellas de Cristo. Como cristianos, nuestro compañerismo aquí es solamente una anticipación de un compañerismo eterno con Dios y con los santos en la gloria.

BOLIVIA... DIOS NOS ESTA LLAMANDO A LA CONVERSION. SIGNIFICA DEJAR DE SER INJUSTOS DEJAR DE PRACTICAR LO.MALO DEJAR LOS VICIOS Y EMPEZAR A VIVIR UNA VIDA BUENA Y AGRADABLE A DIOS. ASI TENDREMOS LA BENDICION DE DIOS Y NUEVOS TIEMPOS!! Mira el libro. .Dios nos llama a la CONVERSION...esta gratis en mi blog redintercesores.blogspot.com